martes, agosto 16, 2011

LEYENDO A ANNA KULLICK LACKNER


Y de pronto surge una voz nueva, o debo decir: una letra nueva, tinta fresca, de esa que sacia una sed que ignorabas que tenías hasta que empezaste a beber de esas aguas, y no te llenas y quieres más, y escarbas en todas las arenas buscando ver brotar el manantial que te asegure que cada vez que lo necesites ahí estará para ti, que hecho libro o blog, o sitio, o como se llame ahora, (que ha cambiado tanto el mundo y los nombres que les damos a las cosas); pero la necesidad de sentir más que de saber, ésa no la cambia época ninguna... Y así encontré a Anna Kullick Lackner, con sus anaforismos, con ese encanto de la brevedad que te abre un mundo en el pensamiento y te obliga a pensar, a decir... Y llegas a su "sedienta de humedales" y en su jardín plantado de poesías, descubres árboles frondosos, de esos que te dan sombra en cualquier hora del día en cualquier estación del año, no mudan sus hojas… En cualquier momento me hará bien saber que también lleva un equipaje de sueños:

"Los sueños son genuinas obras de arte."

Y sigues leyendo, y quisieras decir: regálame este poema:

"Tierra demasiado herida
para este viento árido,
demasiadas noches para el poco sueño,
tanta muerte para encender una promesa..."

Y también la respuesta a una pregunta indiscreta:

"Toda pregunta que surja de un poema es un espejo"

Porque aquel que nació para ser palabra, cualquier día le nace un poema no escrito, es el viento, es el sonido, el renglón donde su voz queda impresa.

Te podría traer aquí línea por línea y decirte, Anna, qué bello escribes. Anna, ¿cómo es que por mí dices lo que yo no he podido decir?, te leo y me miro y me siento y me reconozco y me quiero olvidar y no puedo porque el masoquismo de sufrirme retratada me dice que existo.

"He dejado de tener tu edad
hace mucho,
la ventaja de morir
es no seguir creciendo…"

Y yo te digo, tú serás de las que no mueren, de las que seguirán creciendo, que lo que se pierde en edad se gana en eternidad.

Tú eres el eslabón unido, sin quererlo, a tantas vidas, a tantos encuentros que saludarán a tus versos por los caminos.

¿Tú crees que sólo se te lee? No, también se te llora:

"Tu verde corazón encadenado
que violé rabiosa por haberte muerto..."

Aún siguen ardiendo las fogatas de tus otoños, las avivan los vientos de los deseos falsamente dados por muertos...

"A veces uno piensa sin querer..."

¿Quién tuviera la rienda de los pensamientos?

"Si hasta la flama tiembla
al acorde de una voz,
cómo no iba yo a quemarme
en la orquesta de esos labios."

Y el corazón tiembla aquí, se acelera, como aparato buscador de tesoros, esta máquina nuestra que siendo parte tan intrínseca pareciera a veces tan ajena, dice detente, déjale la firma de un suspiro, muéstrale tu admiración y tu agradecimiento y yo obedezco y yo lo hago con toda humildad: ANNA KULLICK LACKNER, sigue escribiendo, no dejes descansar NUNCA tu pluma, ni tu voz.

Sinceramente, la más humilde de tus lectoras:

ISABEL MIRANDA DE ROBLES

4 comentarios:

sedienta de humedales dijo...

Gracias de nuevo, amiga, gracias por ser, por estar entre mil letras y ahora junto a mi corazón. Sólo somos lo que jamas se olvida.
Anna Kullick Lackner

Isabel Miranda de Robles dijo...

Eso, exactamente somos. Gracias a ti, Anna, por escribir tan lindo y compartirlo con el mundo. Un verdadero honor estar en tu pagina.

arrumacos dijo...

Además de Isabel y de mí, debe haber infinidad de mujeres que se nutren de tu voz, pero que no saben dónde encontrarte para agradecer todas tus palabras.
Por favor no dejes este espacio, Anna.

sedienta de humedales dijo...

Gracias, de nuevo, arrumacos (qué hermoso seudónimo). Acabo de postear una carta a otro de mis hijos. Espero te guste. Felices días, tardes y noches, siempre.